Un camino de espinas rojas y amarillas para volver a casa

Si hay algo que he aprendido en esto días de recorrer el mundo sentada desde la mesa de mi pc es que a veces los peores momentos sacan lo mejor de las personas, el tópico de sálvese quien pueda y todos salen corriendo es una frase que termina cuando las barreras te las pone el mundo para que tengas que quedarte donde estás porque las puertas están cerradas. Ser español en el mundo ahora es una condena que llevan muchos Españoles que se han quedado varados en cualquier parte y tienen que vivir momentos que nunca habían imaginado.

Empezamos nuestro camino el domingo 15 y desde ese día nos hemos dedicado a crear una red de ayuda para todas aquellas personas que desde cualquier lanzaban su llamada para volver a casa; y si, parece que cuando todo el mundo tiene que estar confinado es pecado mortal llamar a la gente a que se mueva, pero las realidades cambian en la situación personal de cada uno.

Volver a casa en tiempos de Coronavirus es una aventura que empieza por encontrarte en un aeropuerto con el billete en la mano comprado con antelación y encontrarte no solo que tu vuelo se ha cancelado sino que no hay ninguno más para poder volver, si tienes la suerte de encontrar alguno a precios astronómicos te arriesgas a moverte de donde estás para terminar en cualquier otro pais distinto, y claro no es cuestión de ir de turismo en estos tiempos que corren.

 

La desinformación, el que tus posibilidades se terminen porque no hay medios, el gasto desorbitado e imprevisto, el cansancio de las mil horas de espera, la soledad de encontrarte en un pais distinto lleva a la angustia de inmediato; no podéis imaginar los momentos que cualquier español está viviendo fuera de sus fronteras esperando.

En estos días he sentido cada historia como un poco mía, es imposible no implicarte cuando ves en las palabras la impotencia de aquellos que las escriben y tu sabes que de alguna manera puedes aportar esa parte que necesitan porque estás entre las redes y como siempre digo, las redes tienen magia para aquellos que saben emplearlas en beneficio de los demás.

He visto niñas perdidas que se han hecho valientes en viajes interminables desde Lisboa hasta Canarias, aventureros que han quedado atrapados entre elefantes y han sacado fuerzas para cruzarse el mundo aunque tuvieran que esperar para llegar de Tanzania a Barcelona, aventureras que se han cruzado Europa en coche sin agachar la cabeza, madres que han llenado las redes de peticiones porque sus hijos se han quedado perdidos en Filipinas, he visto hasta un gato que ha tenido problemas por tener pasaporte holandés y al final ha llegado con su amo a casa en avión donde les esperaba su madre emocionada

La información es un bien que en la distancia gana precio, la experiencia de uno es la herencia de otro que facilita y abre caminos; el vivir una situación similar es un lema que une a todos aquellos que lo han vivido. Si hay un poder que tiene el ser humano es la capacidad de unirse para encontrar un buen fin, y en estos días he visto como muchas personas han abierto sus corazones para brindar una ayuda desinterasada.

 

Los españoles afectados por el cierre de fronteras por Coronavirus es un grupo de valientes que han sabido superar sus miedos para encontrar soluciones; son miembros activos dispuestos a gritar a los cuatro vientos las carencias del sistema, a replicar y lanzar la verdad sin tabúes, son personas dispuestas a ayudar recibiendo como recompensa la alegría de celebrar cada llegada.

En estos días he aprendido de geografía, de las personas, de los momentos, he aprendido que en los malos momentos hay personas que saben sacar lo mejor de ellos, he encontrado amigos en cualquier parte del mundo que se han brindado a ayudar de cualquier manera sin conocer a quien debían prestarla.

 

Es increíble la labor que se está haciendo desde el grupo, cada aportación es una oportunidad para cada uno o bien porque encuentra una manera o porque alguien tiene un vuelo para conseguir que otra pueda lograr llegar a su destino; cuando encontré a Belén en un grupo y le pedí que entrase a asesorarnos ni siquiera ella imaginaba que iba a ser tan importante su labor dentro logrando que muchos se reencontrasen con sus familias. Cada uno está dejado su huella dentro, como no mencionar a mi querida Pal que entre pañales y papeles ha sido la voz que ha gritado con furia la injusticia a la que son sometidos algunos españoles en el olvido, me llega a sorprender hasta donde hemos llegado pues siguen uniéndose muchos que nos han encontrado en las redes por su artículo.

Ahora nuestros ojos están en esos países donde quedan muchos Españoles atrapados viviendo realidades muy distintas a las que estamos pasando nosotros en nuestro confinamiento, en India hay 400 personas según indica la embajada desperdigadas por distintas ciudades que están lanzando gritos a Europa esperando que las repatrien, viviendo el confinamiento desde otro punto de vista, donde ser europeos es ser un “corona” como les llaman los lugareños, familias con niños y sin ellos que han gastado lo que les quedaba intentando comprar vuelos, personas repartidas y desinformadas que esperan soluciones que todavía no han llegado.

Otra realidad la viven en Filipinas, allí te encuentras cosas tan espeluznantes como ver como se confina a las personas en jaulas rodeados de perros callejeros a quien viola la cuarentena por el coronavirus; no quiero imaginar la realidad que tienen que estar viviendo los españoles que allí se han quedado, eran unos 600 el viernes.

No olvidar la voz que también estamos oyendo en los medios de Españoles en Australia y Nueva Zelanda, que tenemos cambiados los horarios y para comunicarnos tenemos que encontrar horas puente para pasarnos la información que tenemos.

Bien es cierto que hemos logrado que muchos españoles ya estén comiendo en familia, que la experiencia será una aventura que contar en cada reunión pero queremos que aquellos que aún lo esperan logren conseguir su propósito, desde aquí pedimos a la embajada que escuche sus peticiones y que pueda dar solución a cada una de ellas; pero hasta entonces aquí seguiremos uniendo fuerzas, intercambiando noticias y ayudando a cualquier español que nos necesite, poniendo en contacto con otros en su misma situación, asesorando con las experiencias y dando ese calor que necesitan cuando las malas noticias están en la mesa o tendiendo una mano en lo que sea necesario. Que la unión sea la fuerza y que en el camino ganemos mil amigos porque estuvieron cuando más los necesitamos.

 

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